Jean Luc Godard y su construcción de la mirada

Jean Luc Godard, uno de los cineastas más importantes del siglo XX –quizá el más importante– falleció este jueves 13 de septiembre a los 92 años. Recordamos su trayectoria a partir de las contribuciones que su mirada cinematográfica dejó para el arte

Repasar la trayectoria de Jean Luc Godard (París, 1930 – Suiza, 2022), sus aportaciones a la imagen y el lenguaje del cine, y sus vinculaciones con el arte no es tarea fácil. La importancia de sus películas, su pensamiento y su visión merecen escrituras que ya se han realizado con mayor profundidad, y que seguramente seguirán apareciendo porque su obra se antoja inagotable en el tiempo. Sin embargo, vasta recordar brevemente tan solo algunas ideas que aportó para repesar la mirada y las potencias de las imágenes, tan ligadas ambas a la práctica de las artes visuales.

Quizá una de sus últimas aportaciones en torno al entendimiento de la cultura visual y la relación que establecemos no solo a partir de la mirada, sino también desde la experiencia corporal con las imágenes, haya sido con El libro de las imágenes (2018), un ensayo fílmico que pone en tensión nuestra mirada pasiva y contemplativa para tentar a la memoria a ejercer un ejercicio activo frente a la información visual que ha construido, tal cual, la imagen de occidente.

Imágenes de guerra, de arte, de la cultura pop, entre otras, se entremezclan de tal forma que nos lleva a preguntar qué relación hay entre una y entre otra. Más importante aún, el sonido, los silencios, la narrativa no cronológica –que incluso llevó a muchos espectadores a salirse de la función-, lograba cuestionar la forma en que las sociedades ocularcentristas –como lo es Occidente, y el arte también– construyen, o quizá consumen, lo que miran a su alrededor sin ningún reparo en lo que una imagen dice, define, transmite y manipula.

No solo con el Libro de las imágenes, sino con la mayoría de sus películas y videos, lo que podemos ver en el trabajo de Godard es un proceso de creación e investigación que recuerda la metodología de Aby Warburg (con su Atlas Mnemosyne) en su intención por hacer una historia de la cultura visual desde el arte. Y es que es justamente con lo que trabajaba Godard: con la historia y el tiempo mismo. Al igual que Warburg, el cineasta francés comprendía la narrativa de la historia lejos de la composición lineal y más desde la concatenación de sentidos y significados que existía entre imágenes tan semejantes como desiguales entre sí.

Aby Warburg, Atlas Mnemosyne, 1924-29

Aby Warburg, Atlas Mnemosyne, 1924-29

¿Por qué las imágenes que hemos visto históricamente comparten en común ciertos códigos o símbolos? ¿Qué hay en común en ellas? O, ¿qué es lo que podemos intuir de las diferencias que existen? La respuesta no es concreta y, sin embargo, Godard la dispuso frente a nosotros para desafiar a la intuición como una forma de conocimiento. Esa misma intuición que, por ejemplo, llevó a David Hockney (Reino Unido, 1937) a hacer El conocimiento secreto, un libro y documental, en el que el pintor inglés también ejerce una metodología cercana a Warburg para encontrar las relaciones que existen entre la pintura clásica y la contemporánea (al menos hasta finales del siglo XX), en un esfuerzo por exponer, como Godard, los síntomas que prevalecen a través del tiempo y que se muestran -más que representar- en la pintura, el cine, la publicidad y, por qué no, también en los libros.

En diversas fuertes se ha documentado el interés por Godard en la pintura y la importancia que le dio al momento de construir sus propias producciones cinematográficas. La ensayista Sally Shafto retoma la premisa del cineasta de “trabajar como un pintor”, para establecer una analogía entre el proceso su proceso de producción y el de Gerhard Richter (Alemania, 1932), basado también en el interés del artista alemán en “pintar con una cámara”.

Puede resultar contradictorio, en términos técnicos, la asociación entre la cámara y la pintura. Sin embargo, lo que artistas y cineastas pueden tener en común en la capacidad de montar distintos elementos para generar una narrativa. Ya lo decía Godard, toda historia necesita un principio, un intermedio y un final, pero no necesariamente en ese orden. Y es así como también sucede en la pintura: el espacio bidimensional pictórico no es más que un “collage” de momentos temporales y espaciales que construyen una imagen.

Godard no solo era un cineasta o un artista, sino un pensador que utilizó las herramientas y formatos del cine para cuestionar, transformar y tensar nuestra mirada. ¿Cómo vemos y qué es lo que vemos? ¿Qué nos dicen las imágenes? Veamos a Godard para saberlo.