Verónica Meloni

ARTISTA

Verónica Meloni (Córdoba, Argentina, b. 1974)

PERFORMANCE, ARTE PÚBLICO

INFLUENCIAS PRINCIPALES: Toda práctica que opere bajo la lógica del ensayo y/o el laboratorio. Podría decirte los 60s y 70s a nivel global y la post dictadura en Argentina y Chile...la lista es larguísima.

entrevista veronica maloni

FEBRERO 2022

Potenciar el encuentro
Entrevista con Verónica Meloni

Por REGINA DE CON COSSÍO
Fotografías cortesía de la artista

Verónica Meloni conjuga su práctica artística con la docencia como parte de un ejercicio con el que busca promover encuentros sociales y de pensamiento. El cuerpo es uno de los elementos clave de su trabajo como un medio para empatizar con los otros, pero también como eje de la vida individual y colectiva. En esta conversación, la artista profundiza sobre los principales intereses de su trabajo y la importancia de transitar entre lo privado y lo público para cuestionar críticamente los usos del cuerpo en la sociedad contemporánea.

 

Regina De Con Cossío: El espacio público cambió después de la pandemia: la gente se comporta distinto, los lugares que visita les exige que tomen cierta distancia, que usen cubrebocas. ¿Cómo cambió tu percepción del espacio público después de la pandemia?

Verónica Meloni: La pandemia es una transición entre planos de percepción. Eso está ocurriendo a todo nivel. El colapso de los campos referenciales y perceptuales es como una explosión en cámara lenta, con muchos cuadros, secuencias y esquirlas.  He tenido la posibilidad de intervenir el espacio público en varias oportunidades en pandemia y, un rasgo común en todas ellas, es que me percibí como una nómada en algún tipo de confín, operando en un umbral entre densidades de energía y dimensiones que definitivamente son otras de las que conocía. En un primer momento nos pasó a todxs: la angustia, la incertidumbre, el repliegue, la ausencia, la pérdida, el duelo. Cuando la secuencia se estabiliza un poco, lo peor que podemos hacer es retornar a los patrones y respuestas mecánicas pre colapso. Lo que trato de apuntar es que esa desorientación, ese vértigo que para algunxs puede resultar horrible, es realmente “bueno” para las prácticas artísticas, porque lxs artistas siempre hemos conectado con energías errantes y fluidas. 
Mi práctica en el espacio público -antes y durante esta pandemia- fue y es una herramienta para potenciar el encuentro con las poéticas que sirven de canal para conducirse a otros planos de atención, que habilita una reorientación y una recalibración, aunque sean precarias, en el proceso perceptivo. En ese sentido te diría que -en medio de todo este cambio- mi percepción con respecto a cómo opero en mi práctica, no ha cambiado. Para mí, hoy, lo único que tiene sentido es seguir impulsos para los cuales no tengo referencia alguna, pues todo intento de estabilidad es provisional.

RDCC: En ese sentido, ¿hay una transformación del concepto “espacio público” para tus actividades artísticas?

VM: Siguiendo con lo anterior, no. Pero tampoco sugiero una introducción a un sentido único: sólo hablo desde mi experiencia. La complejidad y diversidad de las prácticas artísticas pueden dar lugar a otros sentidos y operaciones, generando  transformaciones a nivel conceptual. Aun así, pienso que todas las prácticas en el espacio público poseen el sentir común del vértigo.

RDCC¿Cómo repercute tu actividad docente con tus procesos artísticos?

VM: Qué maravilla, nunca nadie me pregunta esto. Soy una pésima docente desde el punto de vista académico. No vivo la docencia como algo separado de mi práctica artística. En los ámbitos de formación donde actúo, posibilito intercambios de procesos de creación sin importar nivel, carrera, asignatura o planes de estudios. El espacio-tiempo que comparto con mis estudiantes es una oportunidad de descanso, de libertad y de acceso a otro paisaje dentro de las escuelas de arte donde “trabajo”. Es otra performance.

RDCC: En un video reciente que está en YouTube mencionas algo que me llamó mucho la atención sobre la memoria. En tus propias palabras: “Una performance tiene toda esa memoria perceptiva pasada que yo utilizo como un conocimiento”. Te quiero preguntar: ¿cuando realizas una performance hay una solidez del tiempo presente donde se desplaza el pasado y el futuro porque es un estar aquí, mientras sucede el acontecimiento artístico. Sin embargo, ¿cómo percibes el pasado y el futuro cuando realizas una performance?

VM:En la práctica performática el tiempo de la percepción coincide con el tiempo del lenguaje, es decir que crea lenguaje a partir de la percepción del tiempo presente, pero la percepción está mediada por la memoria.  Los datos o la información de percepciones pasadas o “ahoras ya facturados” son material de la performance, pero la memoria es un arma de doble filo. El problema surge cuando esos datos no se actualizan y no crean nuevos núcleos referenciales,  o cuando generamos “gestos parásitos” o respuestas mecánicas y automatizadas ante un estímulo novedoso.  Es lo que te decía sobre la potencia del vértigo en este contexto de pandemia, porque te empuja a crear referencia a partir del caos perceptual/referencial. Por ejemplo en mis últimas performances de la serie de las barridas con escoba -colectivas o en solitario-  me di cuenta que no podrían pasar muchas más cosas en esa acción, mi respuesta era autómata,  y para liberarme de esa deuda con mi proceso “me agarré” de otro objeto: las boleadoras de los pueblos originarios de lo que hoy conocemos como Patagonia. Es el proceso que presentaré en ACME en febrero. No creo que la performance sea capaz de solidificar la dimensión espacio-tiempo, lo que sí puede es generar picos de atención. El futuro (aún) no es “material” de esta práctica, lo impredecible sí lo es. Tampoco podría negar que en la performance hay cierta cosa críptica, que se involucra con cuestiones sutiles y delicadas del orden de lo profético, lo secreto, lo sagrado… lo mágico en una palabra.

RDCC: Durante algunos de tus performances realizas estos objetos de yeso lijados a mano que, como bien has dicho, no son esculturas pero de alguna manera tienen vida propia. Cuando construyes, por decirlo de alguna manera, estas piezas, su forma está motivada por la presencia del público. ¿Cómo concibes esta relación entre el público, los objetos de yeso y tu propio cuerpo en el quehacer artístico?
VM: En esa pieza fue muy difícil generar un pico de atención en el público, de ahí mi insistencia en la acción sostenida de lijar, que me permitió revelar la esencia esquiva y mutable del objeto con el que decidí interactuar.Simultáneamente a la acción, mi atención está enfocada en cómo el público está interactuando con mi proceso en vivo, y percibí, durante esa performance, un desconcierto generalizado que traduje en gestos y pases de torera “con una bestia invisible” que atravesaba el espacio. Mientras seguía lijando, noté la potencia de encarnar el desconcierto y de ese modo, continué con la performance en mi estudio por dos años. Así nació la serie de objetos de yeso lijados a mano.El desconcierto es un buen estado desde el que observarse a unx mismx. Desnudé varias capas y superficies de representación en esa performance, tanto del objeto como de mi cuerpo físico.

RDCC: Muchos artistas le dan más importancia al proceso artístico que al resultado artístico. No quiero ser prejuiciosa pero me da la impresión que es tu caso. ¿Cómo concibe una artista como tú el concepto de resultado artístico? ¿Hay un resultado, de qué sirve?

VM: Pienso que ninguna práctica artística o proceso de creación arroja un resultado. Lo que hay son puntos de suspensión, inflexión, nudos, bifurcaciones y “accidentes” en el proceso; que pueden -o no- causar efectos y/o arrojar objetos. Yo soy una “creyente” de que el arte es una energía no poseíble ni acumulable, energía que no se acrecienta ni disminuye aunque se asiente temporalmente en la materia (años o milenios da lo mismo). El arte es una energía que fluye, que procede desactivando lo que hay de evidencia, de acabado y normalización en sus lenguajes y prácticas. La energía-arte no tiene ningún compromiso con la lógica de la conservación, para eso están las instituciones, los museos, lxs restauradorxs, lxs historidorxs, lxs criticxs, lxs curadorxs: ellxs tienen permitido el cuidado de enunciar las condiciones de producción y la expresión de la materialidad que va adoptando la energía-arte en la fuga de los tiempos.

"La creación", fotografía, 2021.
"La creación", fotografía, 2021.

Enhance the encounter
Interview with Verónia Meloni

By REGINA DE CON COSSÍO
Photos courtesy of the artist

Regína de Con Cossío: Public space changed due to the pandemic: people behave differently, the places they visit require them to keep social distance, to wear face masks. How did your perception of public space change after the pandemic?

Verónica Meloni: The pandemic is a transition between planes of perception. This is happening at all levels. The collapse of the referential and perceptual fields is like a slow-motion explosion, with many frames, sequences, and splinters. I have had the opportunity to intervene in public space on several occasions during the pandemic and, a common feature in all of them, is that I perceived myself as a nomad in some kind of border, operating on a threshold between energy densities and dimensions that are definitely different from what I knew. At first it happened to all of us: anguish, uncertainty, withdrawal, absence, loss, mourning. When the sequence stabilizes a little bit, the worst thing we can do is return to pre-collapse mechanical patterns and responses. What I am trying to point out is that this disorientation, this vertigo that for some can be horrible, is really “good” for artistic practices, because artists have always connected with wandering and fluid energies.

My practice in public space -before and during this pandemic- was and is a tool to enhance the encounter with the poetics that serve as a channel to lead to other levels of attention, which enables a reorientation and recalibration, even if they are precarious, in the perceptual process.

In that sense, I would tell you that -in the middle of all this change- my perception regarding how I operate in my practice has not changed. For me, today, the only thing that makes sense is to follow impulses for which I have no reference, since any attempt at stability is provisional.

RCC: In this sense, is there a change of the concept of “public space” for your artistic activities?

VM: In the same sense as above, no. But I’m not suggesting an introduction to a single sense either: I’m just speaking from my experience. The complexity and diversity of artistic practices can give rise to other meanings and operations, generating transformations at a conceptual level. Even so, I think that all practices in the public space have the common feeling of vertigo.

RCC: How does your profession as a teacher affect your artistic processes?

VM: How wonderful, no one ever asks me this. I am a lousy teacher from an academic point of view. I do not experience teaching as something separate from my artistic practice. In the areas of training where I work, I enable exchanges of creation processes regardless of the level, career, subject or study plans. The space-time that I share with my students is an opportunity for rest, freedom and access to another landscape within the art schools where I “work”. It’s another performance.

RCC: In a recent video on YouTube you mentioned something about memory that really caught my attention. In your own words: “A performance has all that past perceptual memory that I use as knowledge.” I want to ask you: when you carry out a performance, there is a solidity of the present time where the past and the future are displaced because you’re there while the artistic event takes place. However, how do you perceive the past and the future when you perform?

VM: In performance practice, the time of perception coincides with the time of language, that is, it creates language from the perception of the present time, but the perception is mediated by memory. The data or information of past perceptions or “now invoiced” are the material of the performance, but memory is a double-edged sword. The problem arises when these data are not updated and do not create new referential nuclei, or when we generate “parasitic gestures” or mechanical and automated responses to new stimuli. This is what I was telling you about the power of vertigo in this context of a pandemic, because it pushes you to create reference from perceptual/referential chaos. For example, in my last performances of the series of broom sweeps -collective or solo- I realized that not many more things could happen in that action, my response was automaton, and to free myself from that debt with my process “I grabbed” another object: the boleadoras of the native people of what we know today as Patagonia. This is the process that I will present at ACME in February.

I don’t think that performance is capable of solidifying the space-time dimension, what it can do is generate peaks of attention.

The future of this practice is not (yet) “material”, the unpredictable is. Nor could I deny that there is a certain cryptic aspect to performance, which is involved with subtle and delicate questions of the order of the prophetic, the secret, the sacred… the magical in a word.

RCC: During some of your performances you make these hand-sanded plaster objects that, as you said, are not sculptures but somehow have a life of their own. When you build, so to speak, these pieces, their form is motivated by the presence of the public. How do you conceive this relationship between the public, the plaster objects and your own body during the artistic process?

VM: In that piece it was very difficult to generate a peak of attention in the public, hence my insistence on the sustained action of sanding, which allowed me to reveal the elusive and mutable essence of the object with which I decided to interact.

Simultaneously with the action, my attention is focused on how the public is interacting with my live process, and I perceived, during that performance, a generalized bewilderment that I translated into gestures and bullfight passes “with an invisible beast” that crossed the space. As I continued sanding, I noticed the power of embodying bewilderment and in this way, I continued with the performance in my studio for two years. This is how the series of hand-sanded plaster objects was born.

Confusion is a good state from which to observe oneself. I stripped various layers and surfaces of representation in that performance, both of the object and of my physical body.

RCC: Many artists give more importance to the artistic process than to the artistic result. I don’t want to be prejudiced but I get the impression that this is your case. How does an artist like you conceive the concept of artistic result? Is there a result, what is it for?

VM: I think that no artistic practice or creation process yields a result. What does exist are points of suspension, inflection, knots, bifurcations and “accidents” in the process; that may or may not cause effects and/or drop objects.

I am a “believer” that art is an energy that cannot be possessed or accumulated, energy that does not increase or decrease but that settles temporarily in matter (years or millennia, it does not matter).

Art is an energy that flows, that proceeds by deactivating what there is of evidence, of finishing and normalization in its languages and practices. Energy-art has no commitment to the logic of conservation, that is what institutions, museums, restorers, historians, critics, curators are for: they are allowed to take care of enunciating the conditions of production and expression of the materiality that art-energy adopts in the flight of time.