Lumbung: el arte como un proceso colectivo

Traer a la mesa un tema como el arte en grupo o en colectivo no es una coincidencia del azar ni un accidente. Este año, la bienal documenta14 es curada por el colectivo Ruangrupa que ha montado, más que una exposición, una serie de sucesos, encuentros y haceres que contrastan con la curaduría individual de la 59 Bienal de Venecia a cargo de Cecilia Alemani. Documenta no es el único prexto para abordar la colectividad en el arte; también lo es el interés por acercarse a otros formatos que buscan renovar los dinamismos del mundo del arte en un contexto en el que la sociedad contemporánea está atravesada por fenómenos políticos, sociales, económicos y medioambientales críticos a los que no se les puede hacer frente desde la individualidad.

Trabajar en colectivo no es una práctica nueva en el arte (ver ¿Qué es un colectivo?). Desde hace pocomo más de un siglo, los artistas se han interesado por la creación en conjunto como una forma de sumar saberes y haceres, pero también como una fuerza laboral frente a las pautas del mercado del arte y la economía dominante. Sin embargo, actualmente pensar en el trabajo colectivo también implica pensar en las demandas a las que responde esta organización y cuáles son las formas de trabajo que propone.

El caso de documenta15, que comenzó (18 de junio a 25 de septiembre) ha despertado varios comentarios con respecto al tipo de exposición o presentación que se está realizando. Acostumbrados al fetiche del objeto artístico y el reconocimiento o descubrimiento de nombres de artistas y su trabajo en singular, la mirada y la convención que ha dictado el formato expositivo occidentel se ha visto tensado frente al montaje colectivo que no suele ser muy común en los museos o cualquier tipo de institución destinada a presentar arte. Trabajar en colectivo, lo sabemos, no es lo común. Vender obras de arte colectiva tampoco.

La vieja idea de la mano creadora del «genio» artista sigue vigente aún cuando es una noción con más de cinco siglos de haber surgido. Las razones por las que aún está presente como un valor agregado del arte no son asunto de este texto; sin embargo, vale la pena recordarlo con motivo de las estrategias o dinámicas que implica o propone el trabajar desde la colectividad. Recientemente, el portal de noticias Artnet publicó una opinión con respecto al ruido que ha generado la documenta15: Documenta Presents an Invigorating Alternative to a Market-Driven Art World. Maybe That’s Why the Industry’s Establishment Has Largely Dismissed It

El colectivo curador de esta edición, Ruangrupa, basó su propuesta en el concepto de «lumbung», que se traduce literalmente como «granero de arroz». Se refiere a un edificio comunal en la Indonesia rural donde la cosecha de una comunidad se recolecta, almacena y distribuye de acuerdo con criterios determinados conjuntamente como un recurso común para el futuro. Así, lumbug se traduce en la bienal a partir de «los principios de colectividad, construcción de recursos y distribución equitativa».

Ruangrupa, 2019, Ajeng Nurul Aini, Farid Rakun, Iswanto Hartono, Mirwan Andan, Indra Ameng, Ade Darmawan, Daniella Fitria Praptono, Julia Sarisetiati, Reza Afisina, Photo: Gudskul / Jin Panji

Lo que esta idea supone en la práctica en es la invitación por parte del colectivo a otros colectivos que, a su vez, invitan a otros grupos o artistas para generar diversos proyectos. Cómo relata Kate Brown en Artnet, la pregunta generalizada al visitar documenta15 es «¿En dónde está el arte?». Y se puede extender más ¿en dónde está el arte cuando se trata de los procesos de colectividad en la producción y creación artística? La pregunta no es genuina, la concepción europea del arte rige a la percepción y en donde hay procesos y proyectos artísticos en desarrollo, el objeto artístico tanto como al artista solitario se le extraña para saciar el sentido común de lo que es arte. Como si el sentido común sea lo que en realidad rige al arte.

Agus Nur Amal PMTOH, Tritangtu, 2022, Installationsansicht, Grimmwelt, Kassel, 14. Juni 2022, Foto: Nils Klinger

Si trabajar en colectivo transgrede directamente las formas de producción  individual, el resultado de la práctica tampoco puede concebirse solamente desde la materialidad artística. Es decir, el arte como objeto también se ve desplazado para dar lugar a procesos en desarrollo cuyos efectos se pueden generar a niveles mucho más simbólicos y trascendentales, como en la producción de conocimiento, experiencias y encuentros. Trabajar en colectivo no supone un posicionamiento en contra del objeto artístico, sino que abre la posibilidad para producir conexiones colectivas como parte de lo que conocemos como el momento o el proceso de creación, en el cual, aquí, también se involucra activamente a los participantes y no solo los artistas.

Baan Noorg, The Rituals of Things, 2022, Installationsansicht, Fridericianum, Kassel, 13. Juni 2022, Foto: Nicolas Wefers

La propuesta de lumbung de Ruangrupa puede parecernos idealista y fantasiosa, sin embargo, parece necesario llevar el arte hacia espacios y formatos que respondan a la realidad critica del presente. Si bien no es, ni ha sido nunca, la tarea del arte cambiar el mundo, si representa el lugar donde cuestionar críticamente nuestro hacer y pensar como sociedad. En un momento como el que vivimos, la individualidad se reafirma como opción caduca. Y si no es el arte donde podemos imaginar colectivamente el futuro, entonces, ¿para qué el arte?